En toda empresa hay una serie de sistemas y procesos que deben tenerse en cuenta para evaluar su nivel de seguridad: controles de accesos, videovigilancia, protección contra incendios o seguridad perimetral son algunos de los elementos necesarios para la protección de empresas y organizaciones. A esto hay que añadirle que muchas empresas se encuentran en pleno proceso de digitalización, lo cual implica que debe haber un responsable en ciberseguridad, ante los posibles ataques informáticos contra la información de personas y empresas.

La seguridad no debe formar parte solamente de la organización de multinacionales, sino también de empresas de menor tamaño que quieren custodiar sus bienes y recursos de la forma más eficaz posible. En muchas pequeñas y medianas empresas (PYMES) el responsable de la seguridad no cuenta con los medios necesarios para la implantación de las medidas adecuadas para la protección de su organización, lo cual es un error ya que la seguridad debe considerarse una inversión y no un gasto.

Muchas empresas e instalaciones (centros comerciales, museos, tiendas, o estadios de fútbol, por ejemplo) subcontratan a una empresa de seguridad privada para evitar que sucedan actos vandálicos, robos o agresiones al personal de la propia empresa o a los clientes. Por su parte, una empresa de seguridad y vigilancia debe analizar el tipo de cliente y elaborar una propuesta que se adapte lo mejor posible a sus necesidades, así como la operativa del servicio.

Otra de las ventajas de contratar a una empresa de seguridad privada consiste en externalizar los servicios (outsourcing), ya que es la empresa de seguridad la que se encarga de todas las condiciones del trabajador (vacaciones, bajas médicas, absentismo, uniformidad…) siempre con la garantía de cubrir el servicio que el cliente requiere en todo momento.