Son muchas las empresas que contratan los servicios de seguridad privada, que son vigilancia, alarmas, transporte de fondos, control de accesos a eventos y protección personal, principalmente. Actualmente hay en nuestro país casi 83.000 vigilantes de seguridad, siendo la actividad más demandada dentro del catálogo de servicios que ofrecen estas empresas. El entorno en el que operan es muy amplio: empresas, comunidades de vecinos, edificios e instalaciones públicos, entidades financieras, joyerías, industria y energía, infraestructura de transportes o centros de salud son algunos de los clientes que demandan estos servicios. Cabe destacar que en España la formación de un vigilante es la más completa de Europa.

A nivel mundial, el sector de la seguridad privada mueve 161.000 millones de dólares,y se estima que crecerá a un ritmo medio anual del 6 % hasta 2020. La mitad de la población vive en países donde hay más vigilantes de seguridad que oficiales de policía. A pesar de que los índices de criminalidad han caído en muchos países, hay una importante percepción de que la delincuencia va en aumento. En España hay menos vigilantes de seguridad pero con más formación: 1 vigilante por cada 594 habitantes frente a 1/264, que es la media europea.

Los profesionales del sector de la seguridad tienen que adaptarse a las necesidades de las empresas y de las comunidades donde operan, y éstos por su parte deben aceptar que hay funciones que sólo puede llevar a cabo un vigilante de seguridad. Tras la crisis económica que se inició en España en el 2008, muchas empresas tuvieron que cerrar y otras redujeron gastos, prescindiendo de los vigilantes de seguridad que tenían contratados. No obstante, no es buena idea prescindir de esta figura, en primer lugar porque un conserje-controlador no está capacitado para hacer muchas funciones encomendadas al vigilante (como portar armas o visionar cámaras) y en segundo lugar porque, en caso de producirse un delito (hurto, robo o asalto a una propiedad de la empresa), es mucho mayor el valor de las pérdidas que el coste del servicio.

Recientemente ha tenido lugar un auge de la tecnología y de la ciberseguridad, debido a la gran cantidad de información de vital importancia que manejan las empresas, muchas de las cuales han invertido mucho dinero en estas actividades. Sin embargo, en numerosas ocasiones la tecnología no sirve de nada si no va acompañada de la presencia de un vigilante de seguridad, debido a la rapidez en la actuación y a la capacidad de prevenir actos delictivos en tiempo real. Por lo tanto, tecnología y vigilantes deben ser complementarios, no sustitutivos, y así podremos encontrar la mejor solución de seguridad que se adapte a nuestra empresa.