El ladrón desea un botín pero no quiere ser identificado ni detenido, y prefiere robos fáciles aunque sean de un importe inferior a aquellos con mayor expectativa de botín, pero con mayor riesgo y exigencia técnica. Por lo tanto el delincuente actúa cuando se presenta su oportunidad, que viene condicionada por la facilidad de acceso y huida. También actúa de forma profesional al conocer los sistemas de seguridad y sus vulnerabilidades: casas desocupadas por el día, puertas, bombillos y sistemas de alarma de baja seguridad y mal mantenidos. El sistema de alarma pierde eficacia, ya que entre el tiempo de verificación de la intrusión y el de llegada de la policía será de 15-30 minutos y que dichos sistemas generan entre un 30 y un 60 % de falsas alarmas por fallos técnicos de los operadores. En sistema de alarma avisa de una intrusión (en el mejor de los casos) pero no la impide y tampoco disuade al delincuente.

La resistencia física gana en eficacia: muros, rejas, puertas y cristales obligan al ladrón a realizar un mayor esfuerzo físico, a estar más tiempo expuesto, generar ruido y transportar herramientas contundentes. La presencia de un vigilante de seguridad en determinadas comunidades y urbanizaciones también intimida al asaltante.

Por otro lado, los medios de identificación (llave de seguridad, llave electrónica, tarjeta, mando y código) se pueden obtener por parte del ladrón (de nada sirve sirve entonces una puerta acorazada de estructura robusta si el ladrón la puede abrir), lo cual evita al malhechor muchos problemas y dificultades.

SOLUCIONES

  • Mejorar la seguridad y custodia en tiendas y empresas que venden los sistemas: implantarse medidas técnicas contra el robo y procedimientos auditados contra el uso indebido de la información por parte de los empleados
  • No tratar de ahorrar en la instalación de sistemas, sino contratar a un profesional que se encargue de ello
  • Realizar un diagnóstico previo de la vivienda: tipo de construcción, posibilidades de acceso, entorno vecinal y actividad diurna y nocturna de la zona
  • Proteger infraestructuras de energía y comunicaciones
  • Selección de empresas de seguridad cualificadas que incluyan vigilancia física, en ocasiones realizadas con la ayuda de coches patrulla
  • Protección en capas de seguridad de una vivienda: Diseño, pronta detección del ataque, resistencia física, detección y verificación de la intrusión y protección interior. Todo esto disuade al ladrón (teniendo en cuenta además que en el 90 % de las viviendas de clase media la expectativa del botín es desconocida)
  • Combatir la obsolescencia de sistemas mediante la actualización de puertas, llaves, alarmas y comunicaciones, lo cual obliga al delincuente a emplear nuevos métodos y ser conocedor de los nuevos sistemas. Además hay que contemplar todas las técnicas de ataque ya conocidas, ya que las bandas son itinerantes y tarde o temprano visitan todas las zonas (se recomienda, por ejemplo, actualizar la puerta de seguridad cada 10-15 años y los sistemas de alarma cada 3 años)