La cumbre del G7, en la que han estado presentes los gobernantes de EEUU, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá (además de otros países) ha tenido lugar entre el sábado 24 y el lunes 26 de agosto, en la ciudad francesa de Biarritz, a tan sólo 30 km de la frontera con España. Numerosos líderes se han reunido para tratar temas importantes a nivel global, como las guerras, la economía o el medio ambiente, y las fuertes medidas de seguridad han protegido este gran evento. 

Se ha calculado la presencia de 13.200 policías y gendarmes franceses, con la colaboración del ejército. En España este dispositivo ha contado con  7.000 agentes de la Guardia Civil, Policía Nacional y Ertzaintza, en coordinación con Francia. 

Durante el desarrollo de la cumbre del G7 ha tenido lugar una «contracumbre», es decir, movimientos sociales para protestar por las políticas de los líderes, y en el que las fuerzas de seguridad han tratado de evitar que se produjeran altercados violentos en una protesta que, en principio, se consideraba pacífica. Por el momento se han detenido a 17 personas y 4 agentes han resultado heridos leves. Los movimientos de protesta han tenido lugar en Irún (en la frontera española con Francia) y en Hendaya, y han tratado de reunir a aproximadamente 10.000 manifestantes, lo que ha llevado a Francia a cerrar el aeropuerto de esa región y establecer numerosos controles por carretera. 

El Ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaska, ha pedido a los ciudadanos que eviten pasar en coche por Irún, al coincidir la cumbre del G7  con la operación «Paso del Estrecho», que afecta a 3 millones y medio de personas y 800.000 vehículos y así se ha evitado generar más retenciones en la frontera entre España y Francia por la cumbre. También se han visto afectados otros vehículos ligeros y camiones, los cuales han podido cruzar la frontera a través de otros puntos más accesibles.