Los polígonos industriales en ocasiones se convierten en objetivo fácil para los ladrones puesto que se encuentran en las afueras de las ciudades, próximos a carreteras en cualquier dirección, despoblados por la noche y fines de semana, por eso los delincuentes no encuentran problemas para acceder a este tipo de instalaciones, llevar a cabo sus delitos y después huir sin problema.

Muchos polígonos han decidido la contratación de una empresa de seguridad privada sobretodo durante los horarios con más riesgo: noches, fines de semana y festivos. Los polígonos ocupan vastas extensiones de terreno y en ellos tienen naves industriales tanto grandes como pequeñas y medianas empresas. Habitualmente los polígonos constituyen comunidades de propietarios para unirse frente a riesgos, como robos y atracos, pero mientras que las comunidades están formadas por viviendas, los polígonos se componen de naves industriales. 

No obstante, otras empresas con mayor tamaño y presupuesto disponen de servicio de seguridad privada propio, mientras que las de menor tamaño se limitan a la instalación de un sistema de seguridad con conexión a una central receptora de alarmas.

La ley de Seguridad Privada de 2014 establece que los servicios de vigilancia y protección estarán en coordinación con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en polígonos industriales y urbanizaciones delimitados, incluidas sus vías o espacios de uso común. 

Por su parte, las empresas que dispongan de servicio de seguridad privada deben de coordinarse con la patrulla de vigilancia del polígono industrial. La empresa de seguridad contratada debe contar con un centro operativo de control que preste ayuda a la patrulla. También debe haber comunicación bidireccional entre el responsable de seguridad de la empresa y los cuerpos policiales, así como el establecimiento de protocolos de actuación.

De esta forma se conseguirá evitar actos delictivos en los polígonos industriales, los cuales se han visto obligados a reforzar la seguridad en el último año.