Derivado de la nueva situación, se ha producido un aumento puntual de servicios en ciertos ámbitos (abastecimiento de alimentos o servicios hospitalarios). El país inicia en estos días un proceso de vuelta a la actividad que, entre otras medidas, exige un distanciamiento de la población y una inevitable reducción de aforos, lo cual supone un reto para demostrar a la sociedad el valor añadido de los profesionales de la seguridad privada. En esta situación la seguridad privada está capacitada para:

1. Todas aquellas funciones necesarias en los controles de acceso públicos o privados, incluyendo las relacionadas con los niveles de temperatura indiciarios de sufrir un contagio. Todo esto ha sido contemplado por las autoridades administrativas responsables del control de la actividad del sector como medio técnico complementario de las medidas de seguridad ya existentes.
2. Limitación de accesos y distanciamiento entre usuarios llevadas a cabo en redes de transporte o en supermercados, y aplicarlos también en lugares como playas, parques, siempre apoyando a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
3. El desempeño de nuevos servicios en sectores especialmente afectados por esta crisis sanitaria, como en el sector turístico, centros culturales y deportivos o en la hostelería y que cuente con el apoyo legislativo y financiero de las autoridades competentes.
Este incremento de empleabilidad supondría un incremento de seguridad para los ciudadanos. Para ello las autoridades públicas  deben esforzarse en facilitar que el potencial del sector de la seguridad privada pueda desplegarse con mayor alcance y eficacia y que se tomen las medidas necesarias que permitan al sector ofrecer a la sociedad las medidas de seguridad que en este momento requiere.